“¿Cómo sé que mi bebé está comiendo adecuadamente?”
Es una de las preocupaciones habituales de las familias las primeras semanas, sobre todo cuando los bebés amamantan, y las madres desconocen la cantidad de leche que el bebé ingiere.
Hay algunos signos que os pueden hacer pensar que vuestro bebé está comiendo correctamente:
- Gana peso adecuadamente.
Es normal una pérdida de peso de hasta el 10% durante los primeros días de vida. ¿Qué significa esto? Que un bebé que pesa al nacer 3300 gr es posible (y considerado normal) una pérdida de 330 gr, llegando a pesar 2970 gr en algún momento durante sus primeros 3-5 días de vida.
Después, hacía el 5º día de vida, el bebé empezará a aumentar su peso, recuperando el peso al nacimiento alrededor del 10-15º día de vida. A partir de entonces, y durante las primeras semanas de vida, ganarán entre 15-30 gr al día. - Hace pipís frecuentemente. Iniciamente pueden ser anaranjados por la presencia de uratos, pero poco a poco se hacen claros y frecuentes.
- Hace cacas con regularidad y “evolucionan” sus características. Las primeras 48h serán heces negras (meconio) irán pasado a ser heces amarillentas (aunque también pueden tener otros colores) y más frecuentes. El primer mes son muy frecuentes, a partir de entonces hay mucha variabilidad en la frecuencia (y estar muchos días sin deponer, sin suponer ningún problema)
- Tiene buen estado general. Buen color, está activo, está saciad@ tras la toma…
- Signos de amamantamiento eficaz y buen agarre
Recuerda: cada peque lleva su ritmo, y vuestr@ pediatra irá valorando en los diferentes controles el peso y estos signos para confirmar que la ingesta de leche está siendo adecuada. En caso contrario habrá que indagar en el motivo y buscar una posible solución.
Esa es una duda que siempre tenemos las madres primerizas. Yo tuve mellizas prematuras, y cuando salimos del hospital nos dijeron que teníamos que despertarlas cada 2 horas para darles de comer, pq al ser tan pequeñas, no comían mucho. Y eso era día y noche. Al mes y medio todos estábamos desquiciados y dejamos de despertarlas por la noche para que descansaran, y fue mano de santo. Empezaron a engordas y dejaron de llorar tanto.