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Un jarabito para que duerma, por favor

Las expectativas y necesidades de las familias muchas veces no van acordes con las necesidades ni la maduración del sueño de nuestros peques. Esto provoca que el sueño infantil nos genere mucha angustia y que desesperados busquemos soluciones “milagrosas” para mejorar el descanso (que se duerman antes o que tengan menos despertares). 
Y además, la publicidad que hay detrás del sueño infantil nos bombardea con algunos productos que “prometen” que durmamos mejor (los padres, porque no significa que los bebés duerman mal jeje).

Expectativas vs realidad

La mayor parte de los problemas en el sueño infantil son problemas entre expectativas de las familias y realidad de las necesidades y la maduración del sueño de los peques. 

Cuestión de hormonas.

Las primeras semanas de vida los bebés tienen un ritmo ultradiano. No diferencian día de noche, tienen ritmos de sueño erráticos y duermen indistintamente en periodo diurno o nocturno. En estas edades no son capaces de producir su propia melatonina endógena (la reciben a través de la lactancia materna). Los ritmos circadianos se empiezan a establecer a los 3-4 meses de edad. A partir de esta edad empieza a funcionar ese “reloj biológico” interno en el cual una región del cerebro producirá una serie de neurohormonas (endógenas, producidas de manera natural en el cerebro) que regulan el ciclo vigilia-sueño / ciclo día-noche. Este reloj interno responde a los cambios en los nivel de la luz: la luz y la oscuridad segregan las diferentes hormonas ponen “en hora” nuestro reloj biológico. 

  • La oscuridad estimula la liberación de la MELATONINA en el cerebro, nos ayuda a relajarnos, a prepararnos para dormir y a conciliar el sueño. Es decir: avisa de que se acaba el día y da la orden para ir a dormir. Esta hormona empieza a sintetizarse 1-2 horas antes de dormir.
  • La exposición a la luz aumenta la liberación de la hormona estimulante, el CORTISOL. Esta hormona nos ayuda a activarnos  para iniciar el día y salir de la cama. 

En resumen, son hormonas antagónicas (hormonas opuestas). Durante la noche, para favorecer el sueño, aumenta la melatonina y disminuye el cortisol. Durante el día, para favorecer la actividad, está aumentado el cortisol e inhibida la melatonina. 

Y entonces, si la melatonina ayuda a conciliar el sueño… ¿Le doy melatonina para dormir?

La melatonina endógena es la que producimos de manera natural, pero también se puede administrar de forma exógena. Esta hormona sintética, a pesar de tener efectos directos sobre el cerebro, no está categorizada como medicamento, sino como “complemento alimenticio”, y al ser clasificada como “complemento” cualquier familia libremente puede adquirirla en farmacias sin necesidad de prescripción médica. Además, me ha llamado en muchas ocasiones la atención que se da como “regalo” en conferencias para familias, recomendada libremente por influencers a través de las redes sociales como colaboración con la marca  y vienen en los box de regalo para madres-padres que esperan un bebé

Mi consejo como profesional es: NO ADMINISTRARLA SIN PRESCRIPCIÓN MÉDICA sin antes una adecuada valoración del sueño de tu peque y modificar los hábitos de sueño. Un mal uso puede acarrear consecuencias en este ritmo día-noche, ya que puede cambiar este ritmo circadiano sin necesidad de que duerma mejor.

  • Si un niño tiene problemas de sueño hay que determinar cuál es el problema (horarios, rutinas, hábitos, asociaciones…).
  • En niños sanos (la mayoría) no hay estudios de calidad que avalen su uso. Estaría indicada en aquellos casos muy puntuales en los que nos encontremos con un VERDADERO TRASTORNO DEL SUEÑO, si tras una adecuada higiene del sueño no se logran los objetivos. Situaciones clínicas en los que el uso de fármacos podría estar justificado:
    • El insomnio de conciliación está en un contexto de una enfermedad médica, principalmente en niños con trastornos neurológicos asociados (TDAH, TEA…)
    • Adolescentes con retraso de fase: desajuste en el reloj biológico propio de esta edad ya que tienen unretraso de la liberación de melatonina endógena.
    • No resultados tras adecuadas medidas de higiene del sueño
  • Siempre bajo prescripción médica y seguimiento de un profesional. El pediatra o especialista en el sueño infantil debe valorar la indicación, la pauta/dosis y su efectividad. Debe plantearse por un tiempo limitado y utilizando la dosis mínima eficaz
  • En algunos casos el tratamiento farmacológico podría ser ser útil como complemento a la modificación de hábitos, a unas medidas de higiene y rutinas adecuadas; no como primera ni única opción. NO DEBE SER LA PRIMERA NI LA ÚNICA OPCIÓN DE TRATAMIENTO. Si no se hacen cambios en la higiene del sueño, es un “parche” al problema de base, que no se ha modificado. 
  • En principio, los estudios realizados en adultos indican que es un fármaco seguro (con escasos efectos a corto y largo plazo). Sin embargo, en niños hay pocos estudios y los que hay son de poca calidad, no habiéndose establecido la eficacia y la seguridad a largo plazo del tratamiento farmacológico para el insomnio infantil.
  • No se recomienda en bebés menores de 6 meses. En mayores entre 6 y 12 meses su tratamiento no debería exceder las 4 semanas. En mayores podría ser superior pero siempre bajo indicación y seguimiento médico.  

  • La melatonina disminuye el tiempo en conciliar el sueño (es una hormona “hipnótica” que induce el sueño). Igual se logrará que se duerma más rápido, pero no disminuirán los despertares (no efecto en el mantenimiento). En este sentido, los últimos  años se ha comercializado una melatonina asociada a L-triptófano, precursor de melatonina, que teóricamente mantendría concentraciones elevadas de esta hormona durante la noche disminuyendo los despertares (mejorando el insomnio de mantenimiento). Sin embargo, hay escasos estudios y no se ha demostrado que sean eficaces. 
  • Es más importando el CUÁNDO se administra que el CUANTO:
      • Insomnio de conciliación (tarda más de 30 minutos en dormirse): 30-60 min antes de dormir para disminuir la latencia del sueño. 
      • Síndrome de retraso de fase: 4-6 horas antes de acostarse, para adelantar la hora de “que le entre el sueño”

Es normal que a los bebés les cueste dormirse y se despierten con frecuencia. No es una “patología”. No debemos mediacalizar algo NORMAL.

Otras alternativas habitualmente utilizadas

Otros fármacos o  productos “naturales” se han utilizado tradicionalmente para mejorar el sueño infantil. No han demostrado ser eficaces y no están exentos de efectos secundarios. 

Algunos son: 

  • Antihistamínicos de primera generación (Atarax, Variargil…) tienen como efecto secundario la sedación. 
  • Fitoterapia (Passiflora…): uso basado en la tradición. No hay estudios que demuestren su eficacia y seguridad en niños y adolescentes. No dejan de ser sustancias químicas, igual que los fármacos pero en ellas ni conocemos su concentración ni su perfil de seguridad, pudiendo ser tóxicas. Lo natural no significa que sea inocuo. 
  • Homeopatía: las infusiones para “bebés” no los aconsejo, por ser preparados 95% azúcar y el resto de composición sin tener ninguna evidencia en su uso. 
  • Flores de Bach
  • Benzodiazepinas 

En ausencia de patología o enfermedad ningún medicamento está justificado.

Consejos para establecer un adecuado ritmo circadiano: 

Para favorecer un adecuado establecimiento del ritmo circadiano puedes: 

  • Exposición al sol por la mañana.
  • Seguir horarios regulares
  • Asegurar siestas durante el día, las necesarias y adecuadas en función de la edad del peque y sus necesidades, pero respetando tiempos de vigilia. No debe llegar  a la noche ni sin sueño ni excesivamente cansado (que no llegue “pasado de rosca”. 
  • Establecer adecuadas rutinas del sueño antes de dormir. 
  • Al llegar la tarde (1-2 horas antes de dormir) ambiente tranquilo.  Pico de melatonina entre las 19’30-21h con predisposición para dormir.
    • Reducir estímulos.
    • Evitar pantallas (móviles, tabletas…) ya que puede verse alterada la producción de melatonina. 
    • Evitar actividad física
    • Disminuir intensidad de la luz para favorecer la síntesis de melatonina. Evitar luces azules o blancas. Mejor luz tenue o ambientes oscuros. 

Conclusión

Espero que quede claro con el post que la solución no está en poner un “parche” a la situación administrando melatonina, sino en trabajar unos adecuados hábitos de sueño.

En resumen:
1️⃣Reajusta tus expectativas. El sueño es un proceso madurativo. Los bebés no duermen mal, es que no duermen como queremos. 
2️⃣Unas buenas rutinas y medidas de higiene del sueño mejoran la gran mayoría de “problemas” del sueño en la infancia.
3️⃣Paciencia y constancia
4️⃣Nunca des medicación sin indicación del pediatra y sin analizar de manera profunda los hábitos de sueño de tu peque.

La mayoría de los problemas que referimos las familias en relación al sueño de nuestros peques son secundarias a las expectativas que tenemos respecto al sueño y su maduración, y a unos hábitos de higiene de sueño inadecuadas. La gran mayoría mejorarán con intervenciones sobre estos hábitos. 

La administración de fármacos para el sueño infantil debe estar siempre pautado bajo supervisión del pediatra y durante un periodo breve del tiempo. Siempre acompañado de cambio en rutinas y mejora en la higiene del sueño.

Con tiempo y paciencia, ajustando horarios y hábitos se resuelven generalmente la gran mayoría de “problemas” del sueño infantil.