En este momento estás viendo Riesgos de introducir la alimentación complementaria demasiado pronto (y demasiado tarde)

Riesgos de introducir la alimentación complementaria demasiado pronto (y demasiado tarde)

Según la Organización Mundial de la Salud, los bebés deben alimentarse exclusivamente de leche, materna o fórmula, durante sus primeros 6 meses de vida. La leche es el alimento más completo nutricionalmente, y además es necesaria una madurez gastrointestinal, inmunológica, renal y neurológica para poder digerir y asimilar alimentos no lácteos.

Además, debería cumplir una serie de requisitos antes de iniciar la introducción de la alimentación complementaria:

Requisitos para iniciar la alimentación complementaria

Debería tener alrededor de 6 meses (con esta necesaria madurez gastrointestinal, inmunológica, renal y neurológica) y…

  • Mostrar interés activo por la comida
  • Adecuada coordinación ojo-mano-boca: es capaz de coger la comida con la mano y llevárselo a boca
  • Sedestación estable con apoyo: se mantiene sentado con apoyo 
  • Ha desaparecido el reflejo de extrusión: expulsión instintiva de los alimentos y cualquier cosa que entre en su boquita, con la lengua

Una introducción muy precoz de la AC puede conllevar riesgos a corto y largo plazo.

Si no hay disponibilidad de lactancia materna antes de los 4 meses, se deberá utilizar únicamente fórmula de inicio (tipo 1) como sustituto. Entre los 4 y 6 meses no se han encontrado beneficios de la introducción de la alimentación en niños amamantados y sí se ha visto un aumento de las infecciones. En los bebés alimentados con leche de fórmula, aunque la recomendación es menos unánime, como norma general se mantiene la misma recomendación (y  en todo caso nunca comenzar antes del cuarto mes)

Por tanto, la recomendación actual es esperar a los 6 meses para comenzar con alimentación complementaria, manteniendo hasta entonces la leche como alimento exclusivo, y empezar alrededor de esta edad con la diversificación de alimentos (con la leche como principal alimento hasta el año de edad).

A partir de los 4 meses, en muchas ocasiones se tiende a iniciar la alimentación complementaria, sin reunir los requisitos (y sin la madurez digestiva, neurológica, inmunológica necesaria) y sin ninguna necesidad ni justificación médica. Aunque siempre DEBEMOS INDIVIDUALIZAR en función del bebé, no son argumentos que “le aburra la leche”, “se despierta mucho por la noche y así dormirá mejor” o “es un bebé pequeño y así engordará más”.

Aunque en ocasiones las indicaciones para iniciar la alimentación complementaria pueden variar (o se individualizan en algún caso) en función del bebé, no son argumentos para iniciarla antes de este tiempo que “le aburra la leche”, “se despierta mucho por la noche y así dormirá mejor” o “es un bebé pequeño y así engordará más”. Pensamos que se ha cansado de la leche, que dormirá mejor y tendrá menos despertares… cuando realmente no es así. 

Riesgos de la introducción precoz de la alimentación complementaria (antes del 4º mes)

Empezar demasiado pronto, sobre todo antes de los 4 meses, tiene riesgos para el bebé, tanto a corto como a largo plazo (podéis verlo en imágenes).

A corto plazo:

  • Posibilidad de atragantamiento.
  • Aumento de gastroenteritis agudas e infecciones del tracto respiratorio superior
  • Interferencia con la biodisponibilidad de hierro y zinc de la leche materna
  • Sustitución de tomas de leche por otros alimentos menos nutritivos.

A largo plazo:

  • Mayor riesgo de obesidad.
  • Mayor riesgo de eccema atópico.
  • Mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 1.
  • Mayor tasa de destete precoz, con los riesgos añadidos que esto conlleva.

Riesgos de la introducción tardía (por encima del 7º mes)

Aunque en ocasiones puede ocurrir en niños que toman LM y que no han mostrado aún un interés activo por la comida, esta práctica es inadecuada. Se desaconseja demorar el inicio de la AC por encima de las 26 semanas de edad, ya que esto también puede aumentar el riesgo de problemas nutricionales, como el déficit de hierro.

Riesgos de la introducción tardía de la alimentación complementaria

  • Carencias nutricionales, sobre todo de hierro y zinc.
  • Aumento del riesgo de alergias e intolerancias alimentarias.
  • Peor aceptación de nuevas texturas y sabores.
  • Mayor posibilidad de alteración de las habilidades motoras orales.